Miro tu muro y la mayoría de publicaciones son mías, será que te echo demasiado de menos. Y es que a veces detesto vivir de los recuerdos, pero es irresistible que ellos aparezcan en mi cabeza. Me dicen que escribirte es una pérdida de tiempo, pero yo no lo veo ni lo he visto nunca así, yo pienso que es una de las mil maneras que tengo de demostrarte, teniendo a 6.777 kilómetros, que te quiero. Y es que tal vez deberíamos dejar de llorar tanto por las distancias, y agradecer más el tiempo que estuvimos juntas. ¿Quieres saber una cosa? El tiempo pasa más lento que nunca sin ti, todo se hace eterno. Te necesito, y a veces más que nunca, sobre todo cuando estoy feliz porque me gustaría compartirlo contigo. Echo de menos tu sonrisa, echo de menos tus bromas, tu capacidad para hacerme reír en cualquier momento, echo de menos hablar contigo cada día, lo echo de menos todo de ti. Y es que la impotencia de no tenerte, de no poder tenerte hace que me pase los días pensando en cuando volveré a verte, y tengo miedo a no volver a hacerlo nunca más. Sigo teniendo la esperanza de que dentro de un año te veré. Sobre todo, no dejes de sonreír. Te quiero, pequeña.
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