"No hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió".
Algunas noches me pongo a pensar sobre todo lo que le diría a Justin si algún día le viera. Y también me pregunto si él entendería algo de lo que dijera porque aseguro que mi voz estaría temblando. Me imagino en el Back Stage con él, cantándole la canción que le compuse una de esas noches en las que estoy triste y cojo la guitarra.
Entiendo que no haya mil pases de cada concierto para conocer a Justin, pero sorteando los pocos que hay, se consigue cumplir un sueño y destrozar cientos. No tenemos la habitación llena de posters, ni la camiseta más original, no tenemos trescientos euros para pagarnos un Meet and Great. Suelen decirnos frases como: “Nunca conocerás a ese maricón” refiriéndose a Justin, jurados profesionales le comparan con corruptos, y afirman que le pegarían una patada. Y cuando alguien me dice que Justin merece una paliza, me duele como si me la dieran a mí. Llevo más de doscientas noches acostándome con el mismo pensamiento: un día menos. Hoy falta exactamente una semana y no sé cómo sentirme. Estoy feliz pero a la vez triste porque sé que el concierto durara poco tiempo, y que en cuanto Justin se marche de España no volverá hasta dentro de mucho tiempo, o tal vez no vuelva. Estoy triste porque le tendré muy cerca pero no lo suficiente como para abrazarle o darle las gracias. Y estoy triste porque sé que todas las chicas de mi alrededor se van a sentir igual. No me gustan las cosas con las que se me relaciona cuando digo que soy “Belieber”, no me gusta que me digan que soy una niñata sólo por escuchar sus canciones, no me gusta que me insulten cuando les digo que iré a su concierto, ni me que me digan que soy una superficial porque me guste un cantante guapo. No somos nada de eso, pero muy poca gente se toma la molestia de conocernos y saber lo que realmente somos.
Sólo espero que Justin se guarde un precioso recuerdo de Barcelona, y que vuelva algún día para volver a hacernos tan o más felices como lo hará el dieciséis de marzo. Que las personas que le puedan conocer lo disfruten tanto como lo haríamos todas las que, al menos, esta vez, no podemos conocerle. ¿Y QUÉ DIABLOS? SI UN NIÑO DE UN PEQUEÑO PUEBLO LLAMADO STRATFORD PUDO CUMPLIR SU SUEÑO, ¿POR QUÉ YO NO EL MÍO?
No hay comentarios:
Publicar un comentario